Has venido aquí porque necesitas ayuda.
¿Quién no? Sabes que no puedes lograrlo solo. Ninguno de nosotros puede. La Buena Noticia es que hay un salvavidas. Podemos hablar palabras sencillas y sinceras a nuestro Creador y saber que nos escucha y nos responderá. La oración no es una fórmula religiosa. No tienes que decir solo las palabras correctas o repetirlas un cierto número de veces. La oración es una conversación honesta con Dios, y puedes estar seguro de que Él te ama y se preocupa por ti.
Incluso los detalles más pequeños de nuestra vida le importan. Y el poder de la oración es que Él está al otro lado de la conversación. Imagina la diferencia entre hablar con tu mejor amigo y con alguien que nunca has conocido. Con tu mejor amigo, puedes ser tú mismo porque esa persona ya te conoce y te ha aceptado por lo que eres. Todo cambia cuando nos damos cuenta de quién escucha nuestra voz.
Con paciencia esperé que Dios me ayudara; entonces Él oyó y escuchó mi clamor. Me sacó del abismo de la desesperación, del pantano y del lodo; puso mis pies sobre senda dura y firme, y me fortaleció mientras yo proseguía mi camino. Me ha dado un nuevo cántico para que lo entone, con alabanzas a nuestro Dios. Ahora muchos oirán de las cosas admirables que Él hizo; maravillados estarán ante el Señor, y en Él pondrán su confianza. – Salmo 40:1-3 NBV
Cuando Jesús estuvo en la tierra, la gente no solo venía a escucharlo enseñar. Se acercaron a Él porque necesitaban ayuda. Eran personas honestas y quebrantadas que necesitaban un Salvador, al igual que nosotros. Le trajeron las cosas difíciles de la vida. Cuando las personas estaban enfermas, acudían a Jesús. Cuando las personas estaban afligidas, acudían a Jesús. Cuando la gente tenía hambre, acudía a Jesús. Cuando las personas eran pecadoras y necesitaban misericordia, acudían a Jesús. Cuando la gente estaba atormentada y confundida, acudía a Jesús. ¡Y Él nunca rechazó a nadie!
Aquí hay cuatro historias que muestran cuánto quería ayudar Jesús. Estos ejemplos nos demuestran que la oración es un salvavidas dado por Dios.
Lucas 7:36-50 – En esta historia, una mujer pecadora (probablemente una prostituta) se acerca a Jesús durante una cena que le organizó un líder religioso. Ella lava los pies de Jesús y lo adora como Señor. Los líderes están insatisfechos, pero Jesús no reprende a la mujer por su demostración de remordimiento. En cambio, le ofrece perdón y bondad y reprende a los líderes por su corazón duro e implacable.
Juan 11:17-45 – Jesús lloró con sus amigos. Lázaro, el hermano de Marta y María, había muerto. Jesús sintió su dolor y lloró con ellos por su pérdida. Pero ahí no es donde termina esta historia. Jesús reveló que Él es la resurrección y la vida. Le dio a esta familia un regalo que nunca olvidaría y resucitó a Lázaro.
Marcos 5:21-43 – Jesús sana a dos personas en esta historia. Estando de camino para sanar a una niña enferma, una mujer con un problema de flujo de sangre detiene a Jesús y experimenta una poderosa curación de la enfermedad que había sufrido durante años.
Marcos 6:33-44 – Miles de personas siguieron a Jesús durante su ministerio terrenal. Ese día enseñó a la gente durante horas y horas. Estaban en medio de la nada, y la gente estaba hambrienta y sin comida. Jesús hace una comida de la nada y satisface su hambre física y espiritual.
Historias Reales: Respuestas Reales a la Oración
Estas historias te dan la confianza de que Dios quiere encontrarte en medio lo que sea que estés enfrentando en este momento. Él está lleno de compasión y poder. A veces Dios no responde de la manera que creemos que lo hará o en el tiempo que creemos que debería hacerlo, pero nunca ignorará un clamor sincero por Su ayuda. ¡La Biblia está llena de historias de personas que le pidieron ayuda a Dios y encontraron que Él respondió de maneras asombrosas! ¿Quieres preguntarle a Jesús sobre necesidades específicas en tu vida? Comienza una conversación con Él hoy.