Elenco de Navidad
Has crecido oyendo acerca de Navidad, pero ahora quieres conocer de qué se trata en realidad.
Quieres pasar más allá del lenguaje y descubrir la verdad sobre quién es Jesús. ¿Por qué seguimos hablando de su nacimiento dos mil años después? Supongamos que puedas encontrar respuestas a esas preguntas, probablemente seguirás teniendo curiosidad sobre lo que eso significa para ti. ¿En qué te ayuda hoy en día, aquí y ahora, la comprensión del nacimiento de Jesús? Es una pregunta muy razonable, pero el verdadero asunto es “¿Qué esperanza tiene cualquiera de nosotros sin Jesús?”
Hay mucho dolor y sufrimiento en el mundo hoy. Eso adquiere un vertiginoso despliegue de grados y formas, pero en definitiva, los caminos de nuestra difícil situación llevan a la muerte y a todos sus efectos desastrosos. ¿Cómo se puede detener la muerte? La Biblia revela que la causa por la que todos morimos es el pecado (Romanos 6:23, 1 Corintios 15:56). Fuimos creados para vivir para siempre, pero la rebelión contra el plan de Dios nos ha llevado a la ruina.
Esto nos conduce a profundizar en las cavernas oscuras de nuestro problema y plantea la pregunta de cómo se puede vencer al pecado.
Lo que hace que esto sea más impresionante es que cuando nacemos el pecado ya está llamando a la puerta de nuestro corazón. La Iglesia usa la palabra depravación para describir esta verdad, pero cualquiera que ha sido padre lo tiene muy claro. Llegamos al mundo con una tendencia a hacer lo malo. Heredamos una predisposición al mal y como padres pasamos las semillas de la corrupción a los hijos. Todos somos responsables de las decisiones que tomamos y de lo que hacemos con nuestras inclinaciones, pero están presentes en todos nosotros. Aquí se complica la trama. Tenemos que pensar en este dilema hasta que realmente nos impacte. ¿Cuándo cesará?
¿Cómo podemos escapar del peso de nuestra naturaleza misma y derrotar al pecado?
El atronador mensaje que debemos escuchar de nuestra historia colectiva es que era necesaria una intervención. ¡Hacía falta una humanidad nueva y sin pecado! Este es el milagro de nuestra historia de Navidad… ¡recibimos una nueva humanidad!
“A los seis meses, Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, pueblo de Galilea, a visitar a una joven virgen comprometida para casarse con un hombre que se llamaba José, descendiente de David. La virgen se llamaba María. El ángel se acercó a ella y le dijo:
—¡Te saludo, tú que has recibido el favor de Dios! El Señor está contigo.
Ante estas palabras, María se perturbó, y se preguntaba qué podría significar este saludo.
—No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor —le dijo el ángel—. Quedarás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Él será un gran hombre, y lo llamarán Hijo del Altísimo. Dios el Señor le dará el trono de su padre David, y reinará sobre el pueblo de Jacob para siempre. Su reinado no tendrá fin.
—¿Cómo podrá suceder esto —le preguntó María al ángel—, puesto que soy virgen?
—El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios.” Lucas 1:26-35 (NVI)
Ese nacimiento de Jesús fue el cumplimiento de muchas de las promesas hechas por Dios y una señal de que muchas otras promesas también se cumplirían. Esta es una verdad gloriosa. En el nacimiento de Jesús, era Dios quien estaba en acción escribiendo una nueva historia con la creación de una nueva humanidad. Cuando los pastores visitaron el pesebre en Belén esa noche, por primera vez desde el comienzo ¡había un verdadero hombre con un corazón que latía y pulmones que respiraban totalmente libres de cualquier vestigio de pecado!
A lo mejor los recuerdos de la “virgen María” de las escenas de Navidad de tu infancia nunca tuvieron sentido. Ahora, con esta nueva luz, vemos que el nacimiento milagroso, que al principio parece extraño, fue una respuesta maravillosamente adecuada para la desesperanzada condición de la humanidad. Esa mujer judía llamada María, del pueblo de Nazaret, se convirtió en parte del plan de Dios para lograr lo que miles de años de historia de la humanidad no habían podido: un hombre sin pecado que podía soportar la muerte y vencerla. La humanidad de Jesús no fue el producto de la procreación y por lo tanto no estaba sujeta a la corrupción heredada de nuestra naturaleza caída. El Espíritu Santo cubrió a María con su sombra y ¡el niño que llevaba en su vientre era el Santísimo!
“Y así como está establecido que los seres humanos mueran una sola vez, y después venga el juicio, también Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, ya no para cargar con pecado alguno, sino para traer salvación a quienes lo esperan.” Hebreos 9:27-28 (NVI)
Jesús vino al mundo para entregar Su vida muriendo en la cruz como sacrificio por nuestros pecados.
Y como Jesús no cometió pecado alguno, era imposible que permaneciera muerto (Hechos 2:24). El sepulcro no podía retenerlo, y Jesús salió de allí resucitado a la vida el día que celebramos como Pascua. Jesús derrotó de una vez y para siempre a la muerte y vendrá otra vez para hacer nuevas todas las cosas. El reino del que el ángel Gabriel habló a María será un reino de paz, justicia y bendiciones para todas las personas en todos los tiempos. Las imágenes duras de un mundo lleno de sufrimiento desaparecerán y no habrá más lágrimas ni angustia.
Los regalos que compartimos alrededor de un árbol luminoso y la imagen de una noche silenciosa en el pequeño pueblo de Belén son partes encantadoras de la Navidad. No obstante, el verdadero sentido de esta temporada va mucho más allá de un sentimiento nostálgico, a las preguntas más profundas e inquietantes de la existencia, para ofrecer la esperanza de una nueva vida. Aunque todavía esperamos la plenitud de esa esperanza, puedes comenzar a encontrar tu parte en esta historia ahora mismo. Toma el primer paso en este camino y busca una iglesia donde se reúnan otros para recordar el nacimiento de Jesús. Comienza a aprender más sobre quién es realmente Jesús y qué vino a hacer. La Navidad aconteció hace dos mil años, pero el poder de la Navidad sigue presente en esta temporada de vacaciones. ¡Comienza tu viaje!