Belonging,  Spanish

Un Simple Toque

Dios Te Escucha

Así como Dios escuchó a Kelly, Dios también escucha las súplicas de tu corazón. Él oye las oraciones que susurras en medio de la noche. Él ve cómo te duele la vida. Él entiende cómo tu corazón anhela pertenecer y ser amado. Y Él sabe cómo la desesperación y la confusión pesan sobre ti.

Dios lo ve todo. Y Él quiere que escuches Sus palabras: Eres amado. Tú perteneces. Y estás destinado a algo grande.

En una sociedad que gira en torno a las redes sociales, las relaciones profundas y significativas se están convirtiendo en una rareza. Podemos estar conectados a cientos de personas, sin conectarnos significativamente a una sola de ellas.

Kelly discutió con su consejero sobre la necesidad de incluir otras personas en su vida. Ella pensó que estaba contenta de permanecer aislada. “Estoy bien sentada en mi casa sola. No necesito a nadie.”

Libertad en la Vulnerabilidad

Tal vez no deseamos conectarnos con otros porque tenemos miedo de ser conocidos realmente. O tal vez tenemos miedo de ser heridos. Tal vez nos han lastimado en el pasado, por lo que nos separamos de los demás para sentirnos “seguros.” Pero el problema es que fuimos creados para vivir en comunidad. Nuestros corazones están diseñados para el amor y las relaciones con los demás.

“Ruego que Él les conceda a ustedes, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder por Su Espíritu en el hombre interior; de manera que Cristo habite por la fe en sus corazones. También ruego que arraigados y cimentados en amor, ustedes sean capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que sean llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.” – Efesios 3.16-19

Dios Usa a la Gente para Hablarnos

Después del toque en la puerta de Kelly, ella se dio cuenta de que Dios realmente había escuchado sus oraciones. Dios había llevado a esas personas directamente a su puerta. Ella también sabía que era hora de salir y conectarse con otros. “Sabía que necesitaba involucrarme con la gente y salir de mi casa. Así que supe que donde tenía que ir era a la iglesia.”

Desde el principio de la creación, Dios dijo que no era bueno que el hombre estuviera solo. Él creó a Adán y a Eva para que estuvieran juntos, para apoyarse el uno al otro y amarse el uno a otro. Jesús incluso envió a sus discípulos a ministrar en parejas. Juntos, como equipo, ayudaron a cambiar el mundo. Cuando nos reunimos, crecemos. Crecemos en el amor. Crecemos en fuerza. Crecemos más a la semejanza de Jesús. Y cuando eso sucede, el amor de Dios se desborda dentro de nosotros. Luego comienza a derramarse sobre las personas en nuestras vidas, las comunidades en las que vivimos y el mundo que nos rodea. Juntos, somos transformados por medio de Jesús, y juntos, podemos cambiar el mundo.

“Más bien, sean bondadosos y misericordiosos los unos con los otros, perdonándose unos a otros como Dios también los perdonó a ustedes en Cristo. (…) Por tanto, sean imitadores de Dios como hijos amados, y anden en amor, como Cristo también nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros como ofrenda y sacrificio en olor fragante a Dios.” – Efesios 4:32; 5:1-2

La Iglesia es un Regalo

La iglesia es mucho más que un lugar para socializar. No es solo un edificio. La iglesia es una comunidad, una familia. Es un lugar donde personas imperfectas -sin importar cuán diferentes sean- pueden unirse sobre una verdad común: Jesús nos ama a cada uno.

“Porque donde dos o tres están congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” – Mateo 18:20

Hay un lugar para ti, ahora mismo, tal como eres. Entonces, entra.

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